La joven prefirió renunciar al departamento que su exmarido, Jean Paul Pineda, vendió a su hermano Matías Pineda
Su hermana la ayudó a buscar algo cerca de la familia y cerca del colegio de los niños. Queríamos que nos facilitará la vida a todos, cuenta
Cuando el receptor judicial llegó al departamento que habitaba Faloon Larraguibel para concretar su desalojo, ella ya se había ido.
«Por suerte, no estábamos ahí», dice la joven. «Hubiera sido terrible que nos sacaran, porque eso era lo que se buscaba, sacarnos a mí y a mis hijos. Pero por suerte me adelanté».
La diligencia fue el 10 de abril y se realizó a solicitud de Matías Pineda, dueño del departamento de La Florida que por años ella compartió con Jean Paul Pineda -su expareja- y sus tres niños. Sin embargo, el exjugador de Colo Colo vendió la propiedad a su hermano en el año 2021 y este año, como legítimo dueño, quiso recuperarla y pidió a la justicia que desalojaran a la familia, con la fuerza pública si fuese necesario.
Faloon dice que hoy se siente tranquila, está viviendo una nueva etapa, en un nuevo hogar. La comunicadora vivió un durísimo periodo tras sufrir violencia intrafamiliar, separarse del padre de sus hijos, hacerse cargo casi por completo del cuidado de ellos y además enfrentarse a la demanda de su excuñado.
«Me fui antes como una decisión consciente de no exponer a mis hijos. Primero yo estaba en negación, pensaba en que no iba a salir de ahí porque era lo que les correspondía a mis hijos, porque era lo justo. Pero al final, cuando uno actúa desde la rabia, porque obviamente tenía mucha rabia, podía provocarles daño a otras personas y, en este caso, a mis hijos. No quería que pasaran por algo traumático, algo como feo como eso, y nos fuimos antes de que sucediera», cuenta.
Con la ayuda de su hermana que había sido corredora de propiedades y con la participación activa de los niños, seleccionar el nuevo departamento. Se cambiaron hace un par de semanas.
¿Cómo fue la búsqueda?
«Buscamos que estuviera cerca de mi familia, de mi hermana, que estuviera en la misma comuna y que quedara cerca del colegio de los niños. Queríamos que nos facilitará la vida a todos, en verdad, por ejemplo, no tener que levantarnos más temprano. Y así empezamos a buscar, dimos con un lugar que nos gustó a todos. El hecho de armar nuestro nuevo hogar, con los niños siendo parte, encontrar cositas que fueran lindas para el departamento nuevo, que les gustaran a ellos. Así los fuimos armando y ya lo tenemos listo».
¿Ellos le pidieron algo especial?
«Los niños en verdad no son exigentes en nada. Yo creo que están cómodos cuando ven a la mamá cómoda y bien. Igual unos querían compartir pieza, otra quería su pieza sola y así lo fuimos ordenando. Pero tienen su espacio y eso me encanta. Tienen mucho más espacio, uno puede estar en su habitación, otro en el living y así, hay más lugar donde pueden desenvolverse».
¿Y cómo ha sido esta etapa?
«La verdad es que ha sido súper lindo. Estamos muy tranquilos, muy felices, con una nueva energía, un nuevo todo. ¿Sabes? Despertarse en un nuevo lugar es genial. Hay una energía linda, una energía limpia, una buena vibra. Y los niños están felices, la verdad. Están súper contentos, más que nada estamos tranquilos. Con este nuevo lugar y con esta fuerza que tenemos nosotras las mujeres, siento que yo ya puedo con todo. Siento que si me pones cualquier cosa adelante y yo lo voy a hacer igual».
¿De dónde sale esa fuerza para sacar a su familia adelante en esta situación?
«Uno saca fuerzas de donde no tiene. Eso nos caracteriza a las mamás, cualquier mujer que tenga hijos hará lo que sea para que ellos estén bien. Si tienes que levantarte muy temprano para salir a trabajar, uno lo hace porque les quieres dar lo mejor. Yo estoy luchando porque necesito y quiero. Tengo un objetivo, una meta, y para eso me esfuerzo. Estoy full pendiente de ellos, pero uno después se organiza y lo puede llevar mejor. Las cosas de la casa no se terminan de hacer nunca, tienes que seguir, es la rutina de todos los días, pero con este lugar y esta fuerza que nosotras las mujeres tenemos, ya puedo con todo».
Soltar el departamento
Cuando recién supo que su excuñado la demandó ante el 17.o Juzgado Civil de Santiago para que la desalojaran, Faloon Larraguibel buscó a una abogada para que la defendiera. El plan era probar que la venta de la propiedad fue un contrato simulado entre Jean Paul y su hermano Matías porque el precio pagado estaba por debajo del valor de mercado y porque el comprador no tenía ingresos suficientes para pagar. En el camino, ella se desistió.
«No quiero más guerra», cuenta. «Yo estaba como con toda esa rabia, y todavía la tengo, porque no puede ser que un hombre, después de separarse de la mujer, se olvide de sus hijos, no me cabe en la cabeza. Pero desde el año pasado estoy en una guerra constante y no quiero más conflictos en mi vida».
¿No va a pelear por el departamento, entonces?
«Hay que soltarlo, que haga lo que él quiera, no quiero tener nada con él. Y si eso (seguir con el juicio) me va a provocar tener en el tiempo un acercamiento, prefiero dejarlo ir. La vida se va a encargar de todas esas cosas. No tengo contacto con él y no quiero tenerlo, por lo tanto, no me interesa (el departamento). Y no voy a seguir en esa lucha. Sí voy a pedir lo que es justo para mis hijos, su pensión de alimentos si es que pudiera llegar a hacerse cargo de eso. Trabajo tanto para que a mis hijos no les falte nada que no voy a andar mendigándole por ellos. Ya está, la vida se va a encargar».