Harold Mayne-Nicholls y su camino para ser candidato presidencial
Sería partidario de revisar las penas frente a los delitos y trabajar fuertemente con las policías e implementar una política de tolerancia cero, dice.
La primera meta de Harold Mayne-Nicholls, expresidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), para continuar su aventura a La Moneda, la cumplió antes de lo esperado. Se propuso tener 5.000 firmas para el 20 de abril y lo consiguió el pasado martes.
Por ahora, debe continuar el camino para alcanzar los 35.361 patrocinios que requiere para inscribir su candidatura el 18 de agosto.
Aunque para muchos su veta política puede parecer nueva, tiene un lejano pasado político. En octubre de 1983 compitió contra el actual ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, para presidir el centro de alumnos de la carrera de periodismo de la UC, perdiendo frente al actual secretario de Estado.
¿Qué lo impulsó a conseguir firmas?
«Darme cuenta que estamos careciendo de mesura y que la cordura, la tolerancia y la templanza se perdieron, porque, lamentablemente, el diálogo ya no está presente en las conversaciones diarias. Ese tema es justamente lo que tiene frenado el crecimiento del país, esa manera de enfrentar el día a día».
¿Por qué dice que ningún partido se puede atribuir el centro político, que es el sector que quiere representar?
«Los dos centros que existen tienen apellidos o están cargados para un lado. No es algo que creo yo, ellos lo asumen con toda naturalidad».
Se reunió con Renovación Nacional de manera informal y antes con el partido Radical?
«Desde enero, he tenido reuniones con 12 partidos políticos, de oficialismo y oposición. Con los únicos que no me he juntado es con los extremos: ni con el Frente Amplio (FA), ni con el partido Comunista (PC) ni con el Nacional Libertario (PNL) ni con Republicanos (PR)».
¿No tiene intenciones de acercarse al PNL y PR?
«En estos momentos, no; tampoco con el PC ni con el FA, porque todos se alejan del centro. No considero que sea necesario tener una reunión, pero en cuanto consigamos las firmas, seguramente sí vamos a hacer una reunión con ellos».
Usted compitió contra al actual ministro Valenzuela en la PUC ¿Era una lista gremialista?
«No, era de centro, igual que ahora. El ministro era un gran político en la época universitaria, dueño de una oratoria increíble y bastante activo contra la dictadura y yo sólo era un estudiante. Me ganó por cuatro votos. Nunca defendí la dictadura tampoco. Nunca participé en absolutamente nada relacionado con el movimiento gremialista, a pesar de que tenía muchos amigos y conocidos allí. Hasta el día de hoy soy muy amigo del ministro de Agricultura».
¿Cuáles son las propuestas principales de su programa, en materia económica y de seguridad?
«Hay un sentimiento que es bastante común: la gente quiere levantarse, despedirse de su familia, ir a un empleo digno, volver de sus labores y encontrarse con los suyos en su casa. No me parece justo que los delincuentes tengan el beneficio de la buena conducta anterior, porque aquellos que sufrimos producto de la delincuencia no vamos acumulando bonos. No es equitativo, sería partidario de revisar las penas frente a los delitos y trabajar fuertemente con las policías e implementar una política de tolerancia cero».
Y, ¿en términos económicos?
«Encontrar las razones de por qué los capitales chilenos han triplicado su salida al exterior y tratar de traerlos. Normalmente, salían desde Chile, un monto del orden de US$1.500 millones al año, hoy la cifra es de US$4.500 millones. Hay una diferencia bastante grande. Volvería a insistir en traer más capitales extranjeros para que nuestra gente tenga mejores trabajos».
¿Con cuántas personas está trabajando para alcanzar los patrocinios?
«Partimos como un grupo de entre ocho y 12 personas. Fuimos creciendo a 35, en la última reunión. A fines de marzo, había 90 y algo. Desde esta última instancia, se me han acercado entre 30 y 40 más. Hoy somos un equipo conformado entre 120 y 130 en distintas áreas para conseguir las firmas. Esperamos llegar lo antes posible y ahí concentrarnos en un programa de gobierno».
¿Cómo financia su candidatura?
«Prácticamente no gastamos recursos, sólo el tiempo y la energía, a través de las redes sociales y los contactos. Cuando una empresa me contrata para dar una charla de algún tema, la hago y la plata que genera la reinvertimos. De repente, alguien me dice: «Quédate tranquilo, yo te pago el pasaje y el hotel para ir a Puerto Montt o Iquique», pero no hay una riqueza al servicio de la campaña».
En una segunda vuelta, ¿a quién apoyaría?
«Estamos lejos de eso, porque primero debo conseguir las firmas. Me parece súper irresponsable hablar de segunda vuelta, si ni siquiera tengo las firmas para la primera».
¿Qué opina del fin de Estadio Seguro y de que la oposición plantee una acusación constitucional contra el delegado presidencial por los hechos del partido entre Colo-Colo y Fortaleza?
«Desde que salió el plan Estadio Seguro, siempre me he opuesto. Filosóficamente nació con un error increíble, de limitar los aforos, lo que conlleva a la conclusión de que ojalá no vaya nadie al estadio, porque así no habrá ningún tipo problema. Eso es absurdo, porque el espectáculo deportivo se alimenta de la cantidad de gente que va. Partió con una mala concepción y me parece bien su fin. Sobre las responsabilidades políticas que tienen los distintos actores de la administración, lamentablemente, se ha hecho una práctica habitual levantar acusaciones constitucionales contra cualquiera que se cree que no cumplió con lo que se esperaba. Si hay pruebas suficientes de que una autoridad no cumplió con las labores que tenía designadas, por supuesto que sí, pero no por cualquier cosa. Esto ha generado que la gente pierda credibilidad en el sistema, porque ¿cuántas acusaciones han fructificado? Poquísimas».