En la diligencia, la Brigada Investigadora Anticorrupción se llevó pendrives desde una caja de juguetes
Abogados, diputado y exPDI opinan sobre lo curioso de la incautación al fundador de ProCultura.
El 9 de octubre de 2024 a las 6:30 AM un equipo de la Brigada Investigadora Anticorrupción de la PDI llegó hasta la casa del exdirector de Fundación ProCultura, Alberto Larraín, ubicada en la comuna de Ñuñoa, en un sector cercano a Plaza Egaña, e ingresó al domicilio para incautar diversos medios tecnológicos en el marco de la investigación por los traspasos irregulares de seis millones de pesos, provenientes de fondos públicos a la cuestionada ONG.
Según consta en el extenso expediente de la investigación, que lleva adelante la Fiscalía Regional de Coquimbo, llama la atención entre lo incautado: tres pendrives que estaban en un lugar poco usual de la vivienda: una caja de juguetes de niño. En el informe, la PDI detalló que Larraín, en calidad de «imputado», autorizó de forma voluntaria el ingreso a su hogar, luego le fueron leídos sus derechos, incluyendo la prerrogativa de guardar silencio. También quedó registro de que no se realizó ningún daño al inmueble.
Evidencia
En el escrito pericial de la PDI, anexo «descripción de la evidencia», se informó todo el material retirado desde la casa del siquiatra Alberto Larraín: un notebook marca Asus, modelo Vivobook color negro (tomado del dormitorio principal); un notebook marca Asus, modelo X415j (del dormitorio de la hija de Larraín); un notebook marca Apple, modelo A2179 (del dormitorio principal). Y acá lo llamativo. Según la policía se registró también la habitación del hijo de Larraín y, en un apartado descrito como «caja de juegos del dormitorio de (nombre del menor)», se encontraron tres pendrives que también fueron incautados, uno marca Kingston, los otros sin marca visible, pero con la inscripción «DT101 G2». También fueron retirados un teléfono celular iPhone 11 y Huawei P-30 lite, «con la pantalla trizada y sin número de serie visible».
La diligencia terminó a las 8:05 AM. De todos los equipos incautados Larraín debió entregar nombres de usuarios y contraseñas, debiendo además informar a la justicia si por algún motivo cambiaba de domicilio.
Sobre el contenido de esos misteriosos pendrives, el abogado querellante a nombre de la UDI, Pablo Toloza, explica: «Es obvio que si esos pendrives se encontraban en una caja de juguetes de un niño eso llama la atención. Cuando se hizo el allanamiento, la PDI tiene que haber levantado un registro de esos pendrives, por eso es importante saber su contenido». Y advirtió: «No todo se encuentra en la carpeta investigativa por distintas razones. El fiscal Patricio Cooper (a cargo del caso ProCultura) señala que hay una serie de folios, hojas, que no se incluyen en las carpetas porque pueden afectar la vida privada de las personas. Pero sí hay que ver la trazabilidad de esos pendrives, porque llama la atención que estén en cajas de juguetes».
El presidente de la comisión investigadora ProCultura, Andrés Longton (RN), opinó: «Todo este proceso que tiene a Larraín como el líder de esta red de influencias que, aparentemente, defraudó al Fisco está lleno de opacidades, ocultamientos y complicidades que buscaban que esta red de poder que detentaba Larraín para acceder a millonarios recursos públicos no saliera a la luz. Esto es el fiel reflejo de cómo buscaba de manera bien burda y evidente que todo lo relacionado con ProCultura no llegara a las manos de la justicia». Su colega de la misma instancia, diputado Gonzalo Benavente, agregó: «Cada día vamos a ir conociendo cosas nuevas. Este allanamiento a la casa de Larraín y que en una caja de juguetes se encontraron tres pendrives, es motivo para investigar».
El académico de la Universidad Central y doctor en Derecho Silvio Cuneo reflexionó: «Los delitos en los que está involucrado el señor Larraín (fraude al Fisco y lavado de activos) son delitos en virtud de los cuales la ley permite muchas facultades intrusivas. De manera sorpresiva la PDI llega un día a tu casa y te puede incautar una gran lista de cosas y lo que más buscan son dispositivos de información; ahora, no es tan extraño que los hayan encontrado en un caja de juguetes porque no necesariamente esas cosas se dejan en un escritorio. Si yo sé que me van a investigar las meto hasta detrás de la pared». Y puso un punto: «La reforma procesal penal comenzó a darles más facultades intrusivas a las policías, que son bien populares, pero a la vez los ciudadanos estamos renunciando a toda nuestra privacidad, porque puede haber casos de corrupción en la policía, la Fiscalía, o descuidos, porque tampoco puede ser que cada vez que se incauten teléfonos o celulares se filtren conversaciones que nada tienen que ver con la investigación».
Para el excomisario de la PDI Carlos Collao, «en este tipo de allanamientos cualquier elemento de almacenamiento debe ser pesquisado, por otro lado, en otros hechos ligados al narcotráfico, por ejemplo, se encuentra armamento en las tasas de los baños, hay casas que tienen forados donde mueven los espejos para guardar droga. La gracia de los allanamientos es buscar en más lugares».
Declaración de Larraín
Este martes se conoció por primera vez, desde que estalló el caso ProCultura, una declaración de Alberto Larraín. Vía comunicado descartó haber financiado por platas de la fundación la campaña presidencial de Gabriel Boric, como pesquisa la Fiscalía. «No hubo financiamiento político desde ProCultura», dijo y manifestó que, «la Fundación ProCultura no tenía adherencia política, por el contrario, tenía la convicción de que el trabajo con las distintas sensibilidades era fundamental para el trabajo en las zonas más vulnerables».
Y agregó: «Varios de los proyectos hoy investigados, como aquellos del ministerio de Vivienda y Urbanismo y el proyecto de recuperación de fachadas de Antofagasta, fueron promovidos bajo la administración del ex Pdte. Sebastián Piñera. Fue el propio Estado o los gobiernos regionales los que acudieron a la fundación para hacer de ejecutor». Aseguró que: «No me he enriquecido del proceso. Por el contrario, cuando se desató la crisis y el Estado decidió cancelar convenios, desestimar licitaciones ya adjudicadas e incluso impedir la recepción de donaciones privadas, esto produjo su quiebra. En ese momento, nuestra prioridad fue proteger a los trabajadores, y muchos de nosotros suspendimos nuestras remuneraciones. Incluso, en lo personal, destiné importantes recursos propios y familiares en apoyar a la organización e intentar la subsistencia de la misma, a fin de cumplir con las obligaciones que tenía pendientes a la fecha».