En Chile se idealiza mucho Europa y creemos que todo es perfecto, opina Castillo
La pareja chilena danés adquirió un hipotecario con súper buenas condiciones: les otorgaron una tasa de interés fija del 1% y a 30 años.
La licenciada en marketing Romina Castillo (36) hace 10 años aterrizó en Dinamarca con la visa Working Holiday. Tenía ganas de conocer, ahorrar y viajar por Europa. Estando allá conoció al amor de su vida y se terminó quedando por un largo periodo de tiempo.
Se casaron y juntos emprendieron un proyecto de vida. Su primer paso fue concretar el sueño de la casa propia. Ahorraron durante un tiempo y solicitaron al banco un préstamo hipotecario para financiar una vivienda de 5.110 UF (unos $200.000.000) en 2019. Para acceder al crédito, dieron un pie correspondiente al 5% del valor de la propiedad ($11.000.000). Mientras que el banco le otorgó una tasa de interés fija del 1% y con un plazo de 30 años.
«El trámite fue muy simple. Elegimos la casa y consultamos a varias entidades bancarias respecto a las tasas y esas cosas. Una vez que elegimos un banco, nos dijeron que nos faltaba sueldo para comprar la propiedad que queríamos.
En ese momento ganaba 100 coronas daneses por hora ($14.346), pero me pedían demostrar otro contrato laboral con un sueldo mayor al que tenía (de 150 coronas daneses por hora, unos $21.519). Eso sin necesidad de demostrar antigüedad ni nada», cuenta.
En ese entonces, Castillo trabajaba en un restaurante. Al poco tiempo pudo conseguir empleo como ayudante de electricista. «Con ese contrato logré la casa. Ese mismo día lo llevé al banco y al instante nos aceptaron el crédito hipotecario. Nos quedamos con la casa que queríamos, que se sitúa a 30 minutos de la ciudad de Aarhus. Se trata de una propiedad de 139 metros cuadrados, con cuatro dormitorios, un comedor, living, cocina, subterráneo, terraza, jardín e invernadero. Nos encantó su ubicación, pero en especial su diseño. Lo bueno es que está cercano al bosque. Era una vivienda ideal para nosotros».
Pese a haber cumplido su sueño, el 15 de enero del año pasado el joven matrimonio regresó a Chile en búsqueda de una mejor calidad de vida. «Decidimos volver al país por varias razones. Con mi marido danés estábamos cansados del clima oscuro y lluvioso de todo el año. Además, la gente es muy fría y no teníamos apoyo en ningún sentido. Estábamos muy solos. Cada persona hace su vida y el mal clima no facilita las cosas».
El clima no la ayudó en nada.
«La carencia de vitamina D afecta el estado de ánimo y produce depresión invernal. El invierno allá dura todo un año. Hay muy pocos días de sol. Y cuando aparece salen todos a celebrar a las calles. Pero el resto del tiempo hay que estar encerrados en cuatro paredes. Yo soy una persona que necesita de aire fresco».
«Mi marido y yo estudiábamos en ese entonces -él ingeniería civil y yo un posgrado en marketing- así que se nos hizo muy difícil poder con todo», reconoce.
A su vez, suma que también les agotó tener que pagar tanto en impuestos. «Hasta 100% de impuestos se puede pagar allá: nosotros llegamos a pagar el 60% de nuestros impuestos (que se van en salud, educación, IVA, impuesto sobre la renta, autos, propiedad), por ende, apenas nos quedaba sueldo para pagar las cuentas. Mi marido es ingeniero y yo me desempeñaba como profesional en marketing para grandes empresas, pero aun así el sueldo no era suficiente debido a los altos impuestos y una vida con precios altos».
¿En qué cosas se encarece?
«Sólo en el jardín infantil de nuestro hijo pagábamos 5000kr danesas al mes ($717.295). También el supermercado, la ropa y los restaurantes son caros. El colegio y la universidad son gratis, como también la salud. Eso se paga a través de los impuestos, pero la calidad de atención no es la mejor. Dinamarca carece de especialistas. Por otro lado, no tienen salud preventiva. Solo atienden si uno está a punto de morir o si hay una enfermedad muy avanzada. En Chile se idealiza mucho Europa y creemos que todo es perfecto. Pero cuando se vive, no lo es».
¿Qué hicieron con la casa de Dinamarca?
«La estamos arrendando a 11.000kr danesas, que serían $1.577.191. En Dinamarca es ilegal obtener ganancias o lucrar en los valores de los arriendos, salvo que la propiedad sea absolutamente de uno. Como estamos aun pagando la casa, todo el dinero se va directamente en el pago de ella como también en sus impuestos. No recibimos nada a cambio, pero tenemos la tranquilidad de que la casa se está pagando sola».
¿Están felices de haber tomado la decisión?
«Sí, y en todo aspecto. Mi marido se arregló los dientes gratuitamente en un Cesfam; en Dinamarca un odontólogo es enfermamente caro, así que no era factible pagarlo allá. Por ahora estamos arrendando una casa, pero nos gustaría comprar algo. Hemos hecho algunos trámites. Sin embargo, aún no contamos con el pie que piden. El tema es que es mucha plata la que hay que juntar».