Tienen patas verdes, aretes de plumas, carecen de cola y los gallos cantan en carcajadas
No está claro cómo llegó a Chile, pero las otras razas de gallinas no tienen más de 200 años, por lo que la nuestra es bien antigua, señala el investigador Juan Antonio Alcalde.
Sus huevos son azules, no tiene rabadilla y su origen está en discusión. Se trata de la gallina mapuche kollonca, que se caracteriza, además, por la tonalidad azul de sus huevos. También se reconoce como mapuche la gallina ketro, cuya particularidad es que tiene aretes conformados por pedúnculos de piel con plumas que se proyectan hacia los lados de su cabeza. Un tercer tipo es la kollonca con aretes, producto de la cruza de las dos anteriores.
Actualmente, diversas agrupaciones intentan que estas aves sean declaradas como patrimonio de Chile. Ximena Lagos, quien ha participado como jueza en varios certámenes de exhibición, cuenta que su vinculación con ellas comenzó en 1997, año en que se radicó en Curicó y adquirió un gallo sin rabadilla, creyendo que era una perdiz.
«Recuerdo que, fenotípicamente, no se parecía en nada a las aves mapuches. Luego, mi marido compró unos huevos cerca de Cumpeo; los empollé y nacieron tres crías con aretes. No los conocía y, averiguando, supe que eran ketros», cuenta Lagos, oriunda de la localidad de Estero Seco, en la comuna de La Estrella, Región de OHiggins.
Lagos tiene un criadero de cuatro gallos ketro y dos kolloncos, los que conviven con cuatro hembras. «Buscamos que sean declaradas patrimonio de Chile y necesitamos preservar su genética», precisa. Por ello, los criaderos deben asegurar que sus aves cumplan con un estándar. Lo más relevante son sus huevos de una tonalidad azul turquesa. En el caso de la ketro, lo más importante son sus aretes de plumas, que pueden estar presentes en un lado de la cabeza o en los dos, y que sus patas sean verdes y sin plumas. La kollonca no puede tener rabadilla; también debe tener patas verdes y sin plumas, entre otros rasgos. La kollonca con arete, en tanto, no tiene cola, debido a su condición de cruza.
Origen genético
Juan Antonio Alcalde, profesor de la Escuela Agronomía de la UC, ha investigado el origen genético de esta gallina.
Precisa que estudios publicados en 2007 analizaron huesos encontrados en islas del Pacífico, que trazaban los viajes que realizaban los polinésicos. Previamente, en 2005, el chileno Daniel Quiroz encontró restos óseos que se suponían que pertenecían a estas aves. Alcalde explica que les otorgaron una data de 1.365 años y que se encontraron en una excavación, al lado del mar, en Lebu.
«Se encontraron huesos precolombinos en Chile, siendo los primeros que se hallaban tanto en América del Norte como del Sur, naciendo la hipótesis de que la gallina (mapuche) llegó de la Polinesia, antes de que arribaran los españoles», cuenta.
«Hubo bastante controversia y ha aumentado el debate, sobre si son ciertos o no estos antecedentes, porque los restos óseos arrojaron un error de secuencia de ADN, por la contaminación de los reactivos que se utilizaron, debido a que no correspondían a los de una gallina precolombina, sino que a los de una perdiz chilena», dice.
Esta información, que fue publicada en mayo de 2025, le quitó el sustento al origen polinésico, instalándose la hipótesis de que no llegó antes de los europeos. Sin embargo, muchos cronistas del viejo continente que llegaron a América describían entre 1.500 y 1.600 gallinas que divisaban en poblados, siendo sus huevos coloreados uno de los aspectos que destacaban. «No hay evidencia de que ellos los describieran de un color celeste, podrían haber sido café», aclara.
Pese a todo, la gallina mapuche tiene características que se asemejan más a aquellas de razas asiáticas, que las que trajeron los españoles, del tipo mediterráneo, que ponen huevos blancos, son de crestas grandes y tienen unas orejillas del mismo color al lado de la cara. Las asiáticas poseen crestas pequeñas, sus huevos son oscuros y sus orejillas rojas.
«No está claro cómo llegó a Chile, pero las otras razas de gallinas no tienen más de 200 años, por lo que la nuestra es bien antigua», señala Alcalde. Hacia 1860 hay relatos que hablan de las ketro en las montañas de Ñielol, al norte de Temuco, y de la kollonca en la localidad de Quillén, cerca de Victoria.
Explica que los aretes de las ketro son una malformación o cierre indebido del canal del oído, lo que provoca una alteración que hace que el gallo emita un canto medio cortado, como una especie de carcajada.
Alcalde identificó la mutación genética que originó los primeros huevos azules de esta gallina, hallazgo fue publicado en la revista científica Plos One. «Este color se origina por la biliverdina, producto de la degradación de la bilirrubina.
El pigmento biliar se impregna en toda la cáscara, de manera que, al romperla, se ve azul por dentro y por fuera», aclara.
Hay una gallina china que también produce huevos de esta tonalidad. «Existen registros con 500 años de esos huevos en China», advierte.
Huevo azul
Fernando Pairican, doctor en historia y académico de la Escuela de Antropología de la UC, explica la importancia del color azul en la cultura mapuche. «Se vincula mucho con su espiritualidad. El mapuche cree en el wene mapu, que es el momento previo entre su paso por el cielo terrenal al espacial y, en esa transición, está el azul intenso antes de la oscuridad. Por ende, es el color más relevante y siempre está presente en las ceremonias, representa lo más puro».
Pairican destaca que «la kollanca, con sus huevos azules, representa esta conexión con el mundo extraterrenal, debido a que cuando mueren pasan a la tierra de arriba y desde allí se mantiene la vinculación».
«Es posible encontrar los huevos azules en la feria Pinto de Temuco, pero a un precio más elevado, porque son bien cotizados y escasos», dice cuenta.
«Buscamos que sean declaradas patrimonio de Chile». Ximena Lagos